Félix Ángel Moreno Ruiz

domingo, 10 de mayo de 2015

TODAS LAS MUJERES SON PELIGROSAS de Julián Ibáñez

VUELVE BELLÓN


Julián Ibáñez (Santander, 1940) ha regresado a la primera línea de la novela negra. Y lo ha hecho con Todas las mujeres son peligrosas, en la que de nuevo da vida a Bellón, el antihéroe de El viejo muere, la niña vive, editada también por Cuadernos del laberinto. En esta ocasión, trabaja como guardaespaldas en el Queen’s, un club nocturno en el que se juegan partidas ilegales de cartas y se ejerce la prostitución. Sin embargo, todo se tuerce cuando un cliente agrede brutalmente a una de las chicas y se marcha sin pagar mientras el protagonista está distraído escuchando la radio. Saritos, la gerente del negocio, le encarga que el moroso salde su deuda discretamente. Bellón comienza entonces una particular investigación que le lleva a recorrer los sitios más diversos ―un matadero, una agencia de viajes, las dependencias del Ministerio del Interior, multitud de bares y garitos― a la búsqueda de un hombre del que solo sabe que se apellida Mazón. Entre tanto, realiza pequeños trabajos ―proteger a esposas maltratadas, ejercer de matón o de gigoló, vender perros― para conseguir algo de dinero con el que subsistir e intenta salvar el pellejo porque la persona a la que sigue ―o, tal vez, lo sigue a él― es peligrosa. Y todo ello, narrado en primera persona, con un ritmo trepidante, con un lenguaje ágil, directo y mordaz, que hacen de Todas las mujeres son peligrosas una novela tan lúcida y entretenida como la primera entrega.

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