Félix Ángel Moreno Ruiz

domingo, 27 de abril de 2014

EL AMANTE DE LA MUJER ÁRBOL de Xavier B. Fernández

                                                                         

AVENTURAS TREPIDANTES

El amante de la mujer árbol, la novela del escritor y periodista Xavier B. Fernández (Barcelona, 1960) que ha obtenido recientemente el XV Premio Unicaja de novela Fernando Quiñones, es un homenaje a los relatos clásicos de aventuras. El protagonista es Liberto Mijaíl, un anciano que vive en un asilo de su Asturias natal a la espera de la muerte. Para evitar el aburrimiento, decide escribir sus memorias con las que inicia el repaso por una intensa vida repleta de sucesos, que se inician durante la revolución de Asturias de 1934, cuando el joven minero anarquista tiene dieciséis años. Después de ser capturado por el ejército, pasa por la prisión Modelo de Barcelona, de la que sale al estallar le Guerra Civil, en la que participa activamente, primero como conductor de un coche sanitario y luego como soldado en la batalla del Ebro. Cuando, finalmente, el gobierno republicano pierde la contienda, se dirige a Francia, donde es encerrado en un campo de concentración, del que logra escapar después de matar a uno de los guardianes. Con la ayuda del embajador mexicano, huye a Hispanoamérica y allí inicia un periplo por diversos países ―México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá, Colombia, Venezuela― hasta que termina instalándose en Marabá, en el corazón del Amazonas brasileño, donde comparte su vida con una india yanomani y se hace amigo de personajes  tan singulares como un cura partidario de la teología de la liberación, un nazi huido y una enigmática mujer, aquejada de acromegalia, a la que los nativos llaman la mujer árbol. Sin embargo, la tragedia se desencadena cuando un minero descubre una pepita de oro y toda la zona es invadida por los desesperados garimpeiros, que traen la destrucción y la muerte a la comunidad indígena. Hastiado de luchar, Liberto decide regresar a España, un país que ya no reconoce y en el que se siente desarraigado.

Xavier B. Fernández ha construido una sólida novela en la que predomina el argumento y el placer de narrar a la antigua usanza: acción continua no exenta de escenas crudas, abundantes descripciones, cambios frecuentes de ambiente y multitud de personajes. Al leer las aventuras del jovencito Liberto en la revolución asturiana es inevitable recordar las vividas por el Zalacaín barojiano o por los personajes de la trilogía sobre la Guerra Carlista de Valle-Inclán. Sin embargo, El amante de la mujer árbol no es solo una entretenida novela pues encierra abundantes reflexiones éticas: el protagonista, desde su militancia anarquista, es un hombre de acción que observa la realidad de forma crítica e irónica, lucha contra lo que considera injusto y, frecuentemente, para salvar la vida o para ayudar a los demás, se ve obligado a llevar a cabo actos que están en contra de sus principios.

lunes, 7 de abril de 2014

DESPUÉS DE LA MÚSICA de Javier Cárdenas


                                         DESPUÉS DE LA MÚSICA,  de Jesús Cárdenas

EL DOLOR DE VIVIR

En Después de la música, Jesús Cárdenas (Sevilla, 1973) trata con exquisita sensibilidad los temas que angustian al ser humano. El poemario está dividido en cinco partes, que guardan estrecha relación entre sí. En la primera, El rescate en otras palabras, el autor reflexiona sobre el dolor, la soledad, el silencio y el paso del tiempo. En la segunda, Vías de escape, se busca un sentido a la vida a través de la huida (al campo, al mar), del conocimiento (las miradas de desconocidos) o de los recuerdos (las fotografías). En la tercera parte, El otro infierno puede ser posible, se impone la cruda realidad de la existencia: el desamor, la rutina, las ocasiones perdidas, la vida como un combate de boxeo en el que solo cabe la derrota, la despedida y el olvido. En Demasiado espacio, el poeta ahonda en el sufrimiento, en el fracaso (las cenizas) y en la nostalgia de lo que ya no existe. Finalmente, en Un cielo cegador, Cárdenas aborda con serenidad el absurdo de vivir, la melancolía y la despedida machadiana, ligera de equipaje. Este rico universo temático está tratado con una madurez que no decae en ningún momento: por los versos transita una voz propia, elegante, sin estridencias ni algaradas formales, que trabaja el verso buscando la palabra precisa y la aparente sencillez al tiempo que resuenan abundantes ecos literarios.

martes, 1 de abril de 2014

EL ADOQUÍN AZUL de Francisco González Ledesma



MEMORIA DEL OLVIDO

González Ledesma (Barcelona, 1927), uno de los grandes cultivadores del género negro en España, ha vuelto. Y lo hace con una novela breve, casi un relato, que ya había aparecido hace unos años en una colección que promocionaba una revista y que ahora publica la editorial Menoscuarto en una cuidada edición. El protagonista de esta historia es Montero, un joven poeta que, en los primeros y terribles años de la posguerra, escribe versos y conspira contra el régimen franquista. Un día, cuando asiste a una reunión clandestina, la policía irrumpe en el local. Montero consigue escapar de la redada, pero recibe un tiro en la cadera. Sangrando, casi arrastrándose, tropieza con un coche en el que viaja una mujer misteriosa que lo recoge y lo traslada a un piso. Allí, además de curarse de las heridas, descubre que Ana, su benefactora, es la esposa de uno de los jefes de la policía encargada de la represión política. Ponce, que así se llama el marido, es un hombre cruel y un fiel servidor de la dictadura, que está dispuesta a utilizar todos los mecanismos represivos para acallar cualquier atisbo de rebeldía. Hastiada de ese mundo y, a la vez, atrapada en él, Ana utiliza el apartamento como un oasis en el que poder escribir y refugiarse de tanta miseria. Allí permanece el poeta mientras sana la herida, oculto, sin poder ver siquiera la calle por temor a ser descubierto. Durante los meses de convalecencia, se inicia entre los dos jóvenes una historia de amor imposible, que se desmorona brutalmente cuando Ponce irrumpe en el piso y viola a Ana mientras Montero está oculto bajo una pila de ropa sucia. El poeta logra huir a Estados Unidos y, años después, con la llegada de la democracia, regresa a Barcelona para reencontrarse con la mujer. Sin embargo, los únicos recuerdos que tiene del piso en el que vivió su historia de amor son un adoquín pintado de azul por una niña, una fachada  decorada con estatuas y el sonido del tranvía. Durante varios años, aprovechando las vacaciones, recorre la ciudad con un plano intentado localizar el edificio, que se convierte en una obsesión, en un rayo de luna becqueriano e ilusorio mientras, inexorablemente, va envejeciendo y perdiendo la memoria y el sentido de la realidad. Cuando, por azares del destino, encuentra a la mujer, ya es demasiado tarde para los dos.
Un adoquín azul es una historia de decepciones, de desengaños, de sueños truncados por la más amarga realidad en la que la verdadera protagonista es la Barcelona “caótica, convulsa, sucia, viciosa y, por lo tanto, fascinante” de la posguerra. Y es también una novela bien escrita, con momentos líricos de gran intensidad y escenas de extremada crudeza y realismo, llevados con temple por la sabia mano de un maestro curtido en mil y una batallas literarias.